Beneficios y problemas de la insecticultura como fuente de alimentación
La insecticultura cada vez está ganando mayor auge a nivel mundial y en España. Pero como toda industria encuentra problemas de mercado. Antes de introducirse en el sector de la cría y comercialización de insectos es necesario conocer las características de este sector y los beneficios y problemas de la insecticultura como fuente de alimentación que puedan impulsar nuestro negocio o ponerlo en riesgo.
Beneficios de los insectos en el consumo humano
Dentro de los aspectos positivos y dinamizadores de la entomofagia (consumir insectos como alimentos), encontramos tres beneficios a gran escala:
a) Beneficios ambientales:
- Destaca principalmente la eficiencia en el uso de la tierra, ya que requiere entre 2 y 10 veces menos tierra agrícola para producir 1kg de proteína de insecto que en comparación con 1kg de proteína de carne ganadera.
- La emisión de gases de efecto invernadero es menor en insectos respecto al ganado convencional.
- Son una fuente sostenible de proteína al poder revalorizar subproductos y residuos de otras actividades productivas en la alimentación de los insectos.
- Por otra parte, tienen gran potencial para reemplazar ingredientes habituales en la alimentación animal.
b) Alto valor nutricional. Los principales aspectos nutritivos de los insectos en la alimentación humana son:
- Alta cantidad de proteína (77% en algunos ortópteros).
- Alto porcentaje en ácidos grasos insaturados (ácidos oleico, linoleico y alfa-linoleico).
- Elevado contenido en minerales como el fósforo, magnesio, hierro, zinc o incluso calcio, manganeso o cobre y vitaminas como riboflavina, ácido pantoténico, biotina y ácido fólico.
- Además de los aspectos nutritivos anteriores, son una buena solución para mitigar los problemas que sufren los países con desnutrición, e incluso, son una alternativa para personas con diversas alergias como a la soja, la leche y el huevo.
c) Bajo riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas
El riesgo de padecer cualquier enfermedad o infección transmisible de animales vertebrados a humanos (como la listeria o la rabia) es muy baja en el consumo de insectos comparado con los alimentos de origen animal.
Barreras a la demanda en alimentación humana
Por otra parte, también encontramos algunas barreras en la demanda de la insecticultura como parte de la alimentación humana. Las principales son:
- El mayor problema en esta industria es la falta de un marco regulatorio estandarizado. En países occidentales desarrollados, como España, supone un gran problema a la hora de la cría y comercialización de insectos para el consumo humano. En otros países como Tailandia o Vietnam donde existe mayor tradición de su consumo no encuentran tantos obstáculos regulatorios.
- Otra gran barrera es los factores psicológicos y culturales entorno a este tipo de alimentación humana. En gran cantidad de países y durante generaciones esta práctica no ha sido comúnmente aceptable. Además, su relación socialmente generalizada a enfermedades, suciedad o plagas genera rechazo, al igual que la diferencia en textura o sabor comparado con otro tipo de alimentos.
- Aunque ya hemos hablado de que los insectos suponen una alternativa a personas con alergias alimentarias, es cierto que su consumo también puede inducir a reacciones alérgicas. Al formar parte de la familia de los artrópodos (junto a los arácnidos o los crustáceos) contienen proteínas que pueden dar lugar a reacciones como dermatitis, eczema o asma en algunas personas.
A pesar de estas barreras en la insecticultura dirigida al consumo, se prevé que desde el 2020 hasta el 2027 la tasa de crecimiento del mercado mundial en este sector aumente en un 26,5%. Esta proyección tan positiva se debe a diversos dinamizadores como la reducción de costes de producción en comparación con productos procesados, el creciente número de granjas de insectos comestibles y el desarrollo de nuevas técnicas de cultivo a gran escala.