¿Estaremos comiendo insectos antes de lo que creemos?
Pronto podríamos cambiar expresiones al estilo “Camarero, hay una mosca en mi sopa” por “Camarero, por favor, ponga una mosca en mi sopa”. Al parecer, diversos factores a nivel global están confluyendo en la actualidad – mayor concienciación sobre nuestros hábitos alimenticios, contaminación creciente de las granjas que emiten gases de efecto invernadero y una larga lista de hechos similares- lo que está propiciando que se contemplen otras alternativas de alimentación. No en vano, últimamente vemos en los medios noticias al estilo El poder de los insectos contra el hambre y La guerra contra el asco, artículos publicados recientemente en El País.
¿Supondrá la entomofagia la revolución alimenticia del siglo XXI?
Estudios realizados sobre el mercado de insectos, como el de Meticulous Research, ponen de manifiesto que el sector se encuentra en un momento de auge, y su tendencia al alza multiplicará sus probabilidades de revalorizarse, casi con total seguridad, pues según estiman alcanzará el valor de 1.18 mil millones de dólares para el año 2023.
Esto nos abre un escenario muy esperanzador, teniendo en cuenta el desarrollo acelerado que ha de alcanzar en tan solo 5 años para cumplir con las predicciones.
La guerra contra el asco toma la razón
Cierto es que los insectos despiertan sensaciones lejos de resultar agradables. Adjetivos como espeluznantes, asquerosos o repulsivos suelen estar ligados a la existencia de los insectos. De hecho, solemos asociarlos con condiciones de poca salubridad, aunque esa razón existe por una asociación cultural que hemos venido trazando en nuestro subconsciente a lo largo de generaciones.
Lo cierto es que la investigación en este campo ha desvelado muchas ventajas de la alimentación con insectos, como por ejemplo, la gran cantidad de proteínas que constituyen en su composición, frente a las proteínas de origen animal que están tan entredicho en la actualidad.
Por otro lado, la entomofagia es una práctica común en algunas culturas de Sudamérica y Asia, donde platos como los chapulines, los gusanos de maguey o los jumiles en Méjico o la tempura de escorpión o larvas de avispas de Yunnan en China son toda una delicia para el paladar.
Dominar el asco puede ser una cuestión de la razón, centrándonos por ejemplo en datos:
- Los insectos emiten menos gases dañinos que las granjas de animales, sobre todo el ganado vacuno, que emite unos 2.8 kg de efecto invernadero.
- Los insectos consumen menos recursos, por ejemplo para alimentar a una vaca se necesitan 10 kg de alimento frente a los 1,7 kg de los insectos.
- Los insectos, también consumen menor cantidad de agua, un bien escaso en gran parte del mundo. Solamente necesitan 23 litros de agua para producir 1 g. de proteína de insecto, mientras que para conseguir 1 g. de carne se precisan de unos 112 litros de agua.
Quizá sea el reclamo que nos está demandando a gritos al planeta, una naturaleza que agoniza y que ha alzado la voz para defenderse antes de que sea demasiado tarde.
Puede que alimentarse de insectos genere rechazo en un primer instante, pero lo cierto es que puede asociarse a un fenómeno cultural, y la cultura es un elemento vivo, que crece y se desarrolla, más aún en la sociedad actual donde la globalización potencia el desarrollo y la fusión entre culturas prácticamente de forma constante.
El granjero de insectos: ventajas añadidas
Para el granjero que se convierte en inversor de una granja de insectos, las ventajas también son patentes: desde la reducción del tamaño de establecimiento, pues solamente con 15 metros cuadrados ya podemos disponer de una granja de insectos, pasando por la limpieza, ya que no tendremos que lidiar ni con barro ni suciedad. La dinámica es muy distinta al criar grillos o criar ganado.
La rentabilidad es otro de los aspectos clave a tener en cuenta y que os contamos en montar granja de insectos, un mercado emergente en expansión. Por ejemplo, producir 1 kg de tenebrios puede costarnos sobre 1,5€ mientras que en el mercado mayorista puede venderse cercanos a los 9€. Un valor prácticamente multiplicado x 9 que hará que no solamente se recupere la inversión, sino que se puedan obtener beneficios en el medio plazo.
Legilación sobre la entomofagia
Con la entrada en vigor este 2018 del reglamento 2283/2015 que sienta el marco legal a las Novel Foods, dentro de las cuales se consideran los insectos y su categorización como alimento, se van avanzado en pasos hacia una regularización legal de la entomofagia. Países como Holanda, Bélgica, Gran Bretaña, Suiza o Finlandia ya hicieron sus respectivos deberes al respecto elaborando sus respectivos textos legales.
Con el tiempo el hecho de encontrar productos elaborados con insectos o insectos deshidratados en los lineales del supermercado se convertirá en un fenómeno habitual, tanto como encontrar harina o aperitivos de todo tipo. En nuestro país ya de hecho se pueden comprar productos derivados de insectos, como snacks y barritas de proteínas, aunque el mercado todavía está por despegar.